Laura Rodríguez, Diputada Humanista, ejemplificó un nuevo modo de hacer política en Chile caracterizado por una relación directa con la gente, por su coherencia y estilo ético en la política, por su capacidad de trabajo en equipo y pluralismo. Se destacó por su lucha en favor de los derechos de los grupos discriminados, en especial de las mujeres, de los enfermos y portadores de VIH, de los jóvenes y el adulto mayor y por su estilo directo y sin concesiones al dar su opinión.

En un día 1º de Abril 1957, en vísperas de una revolución llamada “la Revolución de la chaucha”, (será tal vez el motivo por el cual Laura decidió ser una luchadora por las causas de los más débiles), en el Hospital San Juan de Dios, llegó al mundo Laura Fiora Rodríguez Riccomini, hija de Livia María Riccomini Cianelli y de Edgardo Luis Rodríguez Paolinelli.

Cursó sus estudios primarios y secundarios en la Scuola Italiana; pronto se hizo muy conocida por sus condiciones de líder y por su forma directa de actuar.

Desde chica escribía poesías y ya a los 9 años obtuvo el premio a la poesía con su “Natale a Roma”, participaba en los concursos literarios estudiantiles, era muy creativa y hábil con sus manos.

Entró a estudiar Arquitectura con el puntaje máximo y pronto se dio cuenta que no era lo que ella quería y decidió ingresar a Ingeniería Civil Industrial donde se recibiría en 1983 con calificaciones máximas.

El 19 de Mayo 1978, contrajo matrimonio con Dario Ergas Benmayor quien fuera el compañero de toda su vida y quien la iniciara primero en las ideas del Movimiento Humanista y luego en el partido Humanista.

Siendo aún estudiante universitaria, participó y llegó a ser presidenta de la organización social y cultural de la Comunidad para el Desarrollo Humano, desde donde impulsó al trabajo en distintas regiones y comunas del país, promoviendo la organización de base, en torno a la metodología de la no-violencia activa.

En el año 1983, nació su hijo Simón, quien fuera un niño muy esperado y deseado y al que ella dedicó los momentos mejores de su vida.

En 1984, impulsó la fundación del partido Humanista, donde ocupó diferentes cargos desde militante de base, hasta llegar a los 32 años a ser presidenta del Partido, habiéndose fundido el partido Humanista con el partido Verde, para dar origen a la Alianza Humanista Verde, siguió desempeñándose como su presidenta, siendo la única mujer que en Chile encabezaba un conglomerado político.

En el año 1985, una mamografía reveló un tumor y fue operada en Boston. Esta operación fue sin duda algo tremendo para Laura desde el punto de vista físico y moral y ejerció un gran cambio en ella, desarrollando una gran fuerza que fuera más adelante el motor que la impulsaría a ser la gran mujer que ella fue…”Cuando sea capaz de desear la inmortalidad de mi familia y de los que no conozco, me habré reconciliado” o” el problema no es superar el cáncer sino superar la muerte” solía decir…

Apenas se sintió recuperada, continuó con su labor política; el Partido Humanista tomaba forma, nació la conciencia de la importancia que tenía la mujer como protagonista de la política chilena y Laura comenzó a intervenir cada vez más en los acontecimientos nacionales, cada día más con nuevos proyectos, cada día más decidida a cambiar lo que creía injusto…En un momento surgió la idea de lanzarla como candidata presidencial. Su nombre fue propuesto a la precandidatura presidencial dentro del ámbito de la concertación de partidos por la democracia lo que la convierte en la primera mujer precandidata a la presidencia de Chile.

Le correspondió la labor de coordinar e implementar las actividades de legalización del Partido Humanista cuya acción fue una referencia política que permitió posteriormente formar una red de apoderados que defendió el triunfo del “No” el 5 de Octubre 1988.

Laura fue elegida vicepresidenta de la internacional Humanista en Florencia; su gran aporte a la conquista de la democracia en Chile fue reconocida internacionalmente.
A fines de 1989, hubo elecciones y su campaña de puerta a puerta con un trabajo de hormiguita, como todas las campañas humanistas, culminó con la elección de Laura Rodríguez como diputada por el distrito de Peñalolen y la Reina

Desde Marzo de 1990, Laura asume como diputada, desarrollando una actividad tanto legislativa como de base, referida principalmente al área de la mujer, de la familia, de las minorías discriminadas.

Fue Presidenta de la comisión de Salud; como tal, luchó al lado de los trabajadores y profesionales, velando en conjunto con el gobierno para alcanzar un acuerdo en el proyecto de ley de mejoramiento de ese sector; propuso diversas modificaciones legales referidas a los derechos reproductivos, que protegen la maternidad en sus distintos aspectos, como asimismo modificaciones a la ley de Isapres, de forma que cubran distintas situaciones que hoy están desprotegidas, especialmente en el caso de la tercera edad.

Trabajadora insaciable, con su mira puesta en la defensa de los desposeídos y discriminados, estudió a fondo las necesidades de la gente y patrocinó gran cantidad de proyectos; por desgracia la gran mayoría ellos, aún, después de 10 años duermen en alguna oficina y despiertan momentáneamente cuando alguien toma conciencia que algo habría que hacer al respecto.

El Sida fue también un tema de su preocupación. Trabajó en conjunto con diversas instituciones para difundir y estudiar propuestas legislativas que ayuden a enfrentar tan difícil situación.

Presentó al Parlamento una ley de responsabilidad política, buscando establecer la obligación de los representantes electos de cumplir con las promesas hechas a la gente durante la campaña electoral.

Otras iniciativas que llevó al Parlamento responden a necesidades planteadas por organizaciones sociales, como son por ejemplo el proyecto de ley elaborado para las trabajadores de casa particular, la solicitud de un proyecto de ley que permitiera al Estado comprar los terrenos del Valle de Quinquen, la investigación de los problemas carcelarios, el proyecto de filiación que buscaba acabar con la odiosa discriminación que existía entre hijos legítimos, ilegítimos y naturales, etc.

Uno de los proyectos en que más se comprometió fue el de impulsar una ley de divorcio vincular, en cuya elaboración participaron diversas organizaciones de mujeres, estudiantes, sindicatos y académicos, que fue presentado a la Cámara de Diputados en Mayo de 1991.

Como parlamentaria, se destacó por su trabajo en pro de los derechos de la mujer, el medio ambiente y por un nuevo modo de hacer política caracterizado por una relación directa con la gente. Coherentemente con el distrito 24 (Peñalolen y la Reina), fue de estrecha y permanente comunicación, recogiendo las sugerencias e iniciativas de la base social organizada para llevarlas al Congreso y respondiendo a sus electores periódicamente mediante asambleas masivas en donde daba cuenta pública de su gestión

El 18 de Diciembre de 1991, Laura tuvo que ser operada nuevamente; esta vez le fue detectado un tumor invasivo en el cerebro ella tomó la noticia en forma valiente, siempre infundiéndole valor a los que la rodeaban y con el deseo de aprovechar sus últimos días luchando contra su enfermedad, contra las injusticias que veía a su alrededor, luchando por el distrito que la había elegido.

Decía: “Lo que pasa es que hay creencias que han cargado el tema de la muerte como drama. Pero yo me he dado cuenta que la vida no está en el cuerpo, no sé dónde está. Cuando yo muera, se morirán mis presas. Tengo paralizado mi lado izquierdo y sigo siendo yo. Y si mi cuerpo dejara de funcionar, ¿por qué no podría seguir siendo yo? “Y así comenzó su lucha que duraría hasta el fin de sus días la radioterapia, la quimioterapia, la rehabilitación en el Hospital del Trabajador dónde daba ánimo a la gente y la incitaba a seguir trabajando para su recuperación.

Aparecía en programas de televisión en forma abierta y valiente hablando de su mal y enseñando a muchos a superarlo. En el mes de Mayo quiso ir a la apertura del Congreso y leer un discurso que llevaba preparado, pero le fue imposible hacerlo y tuvo que volver a Santiago Se dio cuenta que ya no le sería posible trasladarse y entonces decidió seguir su labor desde su casa recibía a su gente, atendía a los pehuenches, imprimía valor y deseos de trabajar a los suyos ya que en ese momento se vivía una campaña municipal…

Su marido Dario, siempre a su lado, le infundía la fuerza para continuar, para luchar, para seguir viviendo Su hijo Simón, la acompañaba, la ayudaba, ella lo mimaba, lo esperaba a su vuelta del colegio, él se recostaba a su lado y conversaban largamente mientras ella pudo hacerlo

Murió un día 18 de Julio a las 19.05 horas a la edad de 35 años.

Palabras de Dario Ergas el día de su funeral:

“Nunca preguntes por quien doblan las campanas, siempre están doblando por ti”

Los seres humanos no estamos aislados, no somos islas en el inmenso océano. Cuando observamos el mar vemos una isla, otra isla, pero debajo de él hay una gran cadena montañosa que las une a todas.

Hoy quiero hablarle a la Lala que está en cada uno de los que estamos acá:

Lala, te fue encomendada una misión, única en el planeta.

Tenías que convertirte en un líder social, transformarte en la voz del pueblo. Tenías que estar de cara al pueblo y de espalda al Parlamento. Quiero decirte hoy día: ¡Fue brillante!, ¡brillante!. ¡Estuvo muy bien!