Por Coordinadora Ecologista Partido Humanista
El modelo capitalista está en una crisis multidimensional tanto en el mundo desarrollado, como en la periferia donde se producen las materias primas. Chile ha implantado un modelo de desarrollo basado en la explotación intensiva de Recursos Naturales o extractivismo, principalmente en minería del cobre y próximamente el litio, la pesca, producción de chip de madera, agroindustria entre otras, lo que lo ha llevado a una crisis sin precedentes.
Primero, el desastre social con una de las peores desigualdades del mundo, causada por la precariedad de los empleos de los sistemas extractivistas y el enriquecimiento de los dueños del capital que los explotan; esta es una constante en Latinoamérica y en los países que siguen este modelo en el mundo.
Segundo, el desastre ecológico; en efecto, el desplazamiento de comunidades indígenas en el sur, erosión de los suelos por la plantación de eucaliptos y pino insigne, por las madereras; la polución del aire con partículas de polvo destruyendo glaciales, emisiones de gases de invernadero en las fundiciones provocando zonas de sacrificio, la contaminación de los suelos con metales pesados, uso de químicos peligrosos como arsénico y ácido sulfúrico contaminando napas, el cambio en la geografía, son algunos efectos de la gran minería, también agotando los insumos necesarios para mantener la industria, como agua y combustibles fósiles.
Tercero, el hiperconsumismo creciente que sustenta el sistema capitalista y coopera en la expansión de la tremenda huella ecológica.
Proponemos un modelo de que nacionalice nuestros recursos naturales y se comprometa a explotarlos de una manera sostenida en el tiempo, en beneficio de todas y todos los habitantes de este territorio. Al mismo tiempo, creemos fundamental generar un cambio de la matriz productiva, donde la protección del medio ambiente y de los derechos laborales de los y las trabajadores sean prioridad. Proponemos también mayor inversión estatal en ciencia y tecnología, para que nuestro país desarrolle estudios y productos de esa índole, que estén al servicio de la gente.
En definitiva, orientar el desarrollo hacia el bienestar de nuestra población y la protección de la diversidad de nuestros ecosistemas, y no al crecimiento sin sentido. Poniendo al ser humano y su futuro como el valor central, y no el dinero.
Sostenemos que esto será posible en la medida que cambiemos la Constitución actual, para generar un nuevo modelo económico y social, que se construya recogiendo la necesidad de cada territorio. Y junto con ello, siendo conscientes de que debemos articularnos para impulsar y velar por esta transformación.