Los humanistas sabemos el peligro que conlleva la prevalencia del interés privado sobre el interés público. Cuando los intereses privados invaden las instituciones, estos socavan las bases del estado democrático, al anteponer consideraciones económicas, sociales o de otro tipo, desplazando el centro de su accionar de la protección de derechos y desvirtuando la garantía de las libertades y del dictar de leyes que erosionan el tejido social, que sustenta a la democracia, en Chile lo vivimos día a día

Otra de las tendencias que se observan en las sociedades caracterizadas por la exacerbación de la persona individual y la desafección hacia el mundo público, es la huida de las responsabilidades de la ciudadanía por otras preocupaciones más superfluas y conformistas del mundo particular y económico que no favorecen las actitudes y prácticas democráticas, respetuosas y participativas, como lo es, el desinterés por votar en elecciones.

La concepción de democracia en tanto ideario, es un constructo que toma forma y fondo en el ámbito sociocultural en que se desarrolla, de aquí que la democracia como fue vivida por los atenienses del siglo VI A.C, dista años luz de nuestra democracia liberal no sólo en la forma, sino en la dinámica de poder que ejercen las autoridades, quienes dotados de potestad de gobernar y decidir, han separado la vida pública, de lo que éticamente el ser humano ha valorado como correcto, veraz y justo.

Para Hanna Arendt “…la política es una proyección in extenso de lo que transcurre en el foro interno. Esto implica que en el interior del ciudadano existe sustancia pública, material que es susceptible de posesión pero no de control; cosas que afectan a los intereses de todos los demás”. Para nosotros los humanistas, es imposible separar el accionar público respecto de lo que somos. La acción humana o política, ocurre en un espacio de relación con otros, donde nos reconocemos como distintos o diversos, usamos palabras o discursos para lograr entendernos. La acción revela “la sustancia pública” que cada uno de nosotros lleva adentro.

«… no creemos que (los seres humanos) sean una convulsión sin significado, una «pasión inútil», un intento que concluirá en la disolución del absurdo. Pensamos que la acción válida es aquella que termina en otros y en dirección a su libertad. Tampoco creemos que el destino de la humanidad esté fijado por causas anteriores que invalidarían todo posible esfuerzo, sino por la intención que haciéndose cada vez más consciente en los pueblos, se abre paso en dirección a una nación humana universal.» (Silo)

Los humanistas nos presentamos ante los otros, expresamos nuestras ideas, intensiones y valores, escuchamos a los demás y nos esforzamos en superar la limitación de pensar sólo en nosotros mismos, integrando las necesidades, ideas y valores de los otros iguales. Esta capacidad de comprender la vida, las necesidades, las prioridades de los otros es base del reconocimiento de la pluralidad y de sobreponer el interés de todos, el bienestar común, por sobre los intereses particulares o privados.

En Chile, el modelo democrático liberal, ha reducido al Estado a garante de las libertades individuales y defensor de que el individuo sólo se realiza en su vida privada. La participación política ha sido instrumentalizada para elegir representantes, obstaculizando la participación activa en la deliberación. Los humanistas defendemos la democracia real, directa y participativa, donde la representación no es suficiente, exigimos la participación activa de los ciudadanos en todos los ámbitos de la vida pública. Nuestro ideal es un Estado democrático de derecho, que sanciona y respalda una amplia variedad de derechos y obligaciones de ciudadanía civil, social y cultural, además de los derechos políticos, como el mandato revocatorio.

Creemos que es el momento de co-crear la política en Chile, pues la crisis de humanidad ha socavado la capacidad del Estado de asegurar la existencia de las personas, está en juego la vida de muchos. La política nacional está en la encrucijada, no de definir posiciones de derecha o izquierda, sino de definir posiciones en favor del ser humano o en contra del mismo. Los humanistas estamos a favor del ser humano como valor central de la acción política.

 

Milisen Rivera Olivares

E.B. Humanizando Rengo