Hoy día, 19 de enero, se debate en la sala del Senado los cambios al proyecto de Ley que rige a los partidos políticos de Chile, que determina ciertos requisitos que atentan directamente contra los partidos alternativos y/o emergentes.
Frente a este conflicto impulsado principalmente por quienes quieren perpetuar el poder en las mismas manos y círculos, el Ex candidato presidencial del Partido Humanista, Tomás Hirsch declara: «Esta ley de partido políticos da cuenta de la enorme distancia que hay entre los partidos políticos que están en el parlamento y la ciudadanía.» Y añade, «es una verdadera colusión que busca mantener y proteger sus propios intereses en vez de generar nuevos espacios para nuevas ideas o nuevas generaciones».
Intereses que se demuestran con algunos de los requisitos que están promoviendo, como por ejemplo la existencia de un partido condicionada por un 5% como mínimo de los votos en la elección y obtener cuatro parlamentarios al menos en dos regiones distintas, además de exigir un mínimo de un 0,25% de los votos de la elección anterior, en tres regiones contiguas o en ocho discontinuas, para formar nuevos partidos políticos.
A raíz de estos intereses, el vocero humanista expresa: «El Congreso hoy en día es una verdadera Sociedad Anónima, en la cual se reparten cargos y dividendos. Están legislando en función de quienes los están financiando, los grandes grupos económicos y eso ya lo hemos visto este último año. Son todas medidas organizadas para ellos, en términos de la votación que hay que tener para mantener la legalidad, el número de diputados, etc, todo eso atenta contra la libre participación.»
El llamado de Hisrch es claro, hay que hacer frente a la colusión: «Todos los partidos que no formamos parte de esa colusión y me refiero a partidos legalizados y en formación, a los regionales y nacionales, a lo más antiguos y los más nuevos, pero que no somos parte de ese negociado a que nos juntemos, nos agrupemos y demos la pelea para que este atentado a la democracia no se comenta en Chile y pueda abrirse las puertas a la participación real y ciudadana».
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