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Con una carta de apoyo enviada a través del periodista ucraniano e independiente, Oleg Yasisnsky, el Partido Humanista (PH) hará llegar a la mesa de diálogo del proceso de paz que sostiene el Gobierno de Juan Manuel Santos con las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia (La Farc) en Cuba, su aval para que cese la guerra y la violencia en ese país.

«El partido humanista siempre, no solamente en Chile, sino en todos los países donde se encuentra, abogamos por un tratados de paz permanente, no solamente entre los países, sino que se resuelvan los problemas que hay al interior de muchos países. En ese sentido, para nosotros es muy importante lo que está ocurriendo con estos diálogos de paz en Colombia». Y añade en relación al enfrentamiento, «son 50 años de guerra interna, por eso nosotros apoyamos plenamente el proceso de paz y pensamos que dejar las armas para la resolución de conflictos es una mirada de futuro, que esperamos se replique en otras latitudes, sobre todo en una época como la actual en la que vemos el crecimiento de la violencia y de la guerra.», declara Joaquín Arduengo, vicepresidente del PH frente a esta acción.

El humanista emisario de la carta, Oleg Yasinsky, participa voluntariamente de esta mesa como observador y acompañante del proceso, desde la sociedad civil y la red independiente de periodista de la Federación de Prensa de los Pueblos (FIPU).

«Al participar de este encuentro la idea es tratar de establecer otro tipo de relación, más humana, directa y horizontal, con el fin de interpretar esta cosa tan compleja como la realidad de Colombia y todo este proceso que es tan difícil para los perjudicados como para los propios participantes,» expresa el comunicador ucraniano residente en Chile.

El 23 de marzo del 2016 está pactado dar fin al conflicto con la firma por la paz entre las dos partes. Luego vendrá todo un nuevo proceso posconflicto, frente a lo cual se refiere Yasinsky: «Seguramente la firma de la paz va a generar una fuerte crisis en Colombia y si nosotros vemos la crisis como una oportunidad para crecer a nivel personal y social, tal vez Colombia necesite de este tipo de crisis. Y por otra parte como la guerra es negocio, quizás la paz también logre serlo.»

A partir de lo mismo el vicepresidente Arduengo manifiesta: «La llegada de la paz a Colombia significa la apertura de un nuevo proceso, firmar la paz es una parte formal del proceso, pero lo que sigue es la necesidad de una reconciliación profunda entre todos los que se vieron afectados en sus vidas por ese largo conflicto».

Y para finalizar agrega, «no está demás en ese sentido hacer una reflexión de lo que es lo justo, porque se dice que la paz es obra de la justicia, pues bien, los humanistas decimos que la justicia es obra de la paz, es exactamente al revés, cuando hay paz puede haber justicia, pero si no hay paz no existe la justicia. Y esa justicia y esa paz esperamos que sea personal y social, y que este proceso traiga una concordancia que potencie ese futuro necesario para todo Latinoamérica y para todo el mundo en general, que tiene que ver con la paz, que tiene que ver con la integración, con el desarrollo humano y no con lo que retrasa ese desarrollo, que es la guerra y los conflictos armados.»

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