El Movimiento Humanista se opone a todo tipo de discriminación, incluyendo a quienes nos identificamos como lesbianas, gays, bisexuales o personas transgénero (LGTB) o a quienes nos involucramos con pleno consentimiento en relaciones sexuales y afectivas con personas del mismo sexo, en sus múltiples y variadas expresiones de género e identidad de género.

Cuando se ejerce discriminación contra una persona, ya sea de manera individual, social o desde el estado, se trata de una acción deshumanizadora que niega su intencionalidad y su libertad. La discriminación cosifica a las personas, las trata como objetos y es una forma de violencia sustentada en teorías que afirman basarse en una supuesta “naturaleza humana”.

Considerando que este tipo de discriminación está muy extendida, les humanistas la denunciamos donde sea que ocurra.

Tenemos la visión de una Nación Humana Universal donde todos y cada uno, incluidas las personas LGTB, podamos vivir con libertad, sin tener que escondernos ni vivir nuestras vidas con violencia, que es la base de la contradicción y el sufrimiento. Aspiramos a una sociedad que, yendo más allá de la tolerancia, respete y celebre a las comunidades y las personas LGTB, y donde nosotres, junto a otras minorías discriminadas, podamos unir fuerzas en la construcción de una nueva sociedad donde el ser humano sea el máximo valor y se ejerzan plenamente el respeto, la libertad y la dignidad.

Para nosotres, disidentes sexuales humanistas. todos los cuerpos y géneros son parte de la riqueza de la diversidad de la humanidad. Tomamos como punto de partida el hecho de que las personas que nos identificamos como diversos sexuales hemos existido a lo largo de toda la historia, y planteamos nuestra disidencia en el contexto de un sistema binario, heteronormativo y uniformizante.

La libertad, la intencionalidad y su acción transformadora personal social e histórica caracterizan al ser humano, y en este contexto que la expresión de la propia sexualidad encuentra su sentido, y más aún si los avances de la ciencia permiten modificar el propio cuerpo.

A lo largo de la historia, los seres humanos hemos ido humanizando la expresión sexual. La actividad sexual ya no es solamente un medio para reproducirnos. Es una actividad que alienta a una comunicación enriquecedora, puede movilizar las imágenes más profundas, y generar las energías y emociones más potentes.  Asimismo, históricamente ha sido una herramienta de coerción social.

Para citar a Silo: “Si me pides más explicaciones, te diré que el sexo es en realidad sagrado y es el centro desde el cual se impulsa la vida y toda creatividad. Así como también desde allí se impulsa toda destrucción cuando su funcionamiento no está resuelto. Jamás creas las mentiras de los envenenadores de la vida cuando se refieren al sexo como algo despreciable. Por el contrario: en él hay belleza y no en vano está relacionado con los mejores sentimientos del amor. Sé cuidadoso entonces y considéralo como una gran maravilla que debe tratarse con delicadeza sin convertirlo en fuente de contradicción o en desintegrador de la energía vital.”

“El control del sexo por una determinada “moral” social o religiosa sirvió a designios que nada tenían que ver con la evolución, sino más bien lo contrario”.

Coordinadora Disidencia Partido Humanista