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Por Víctor García en Revista Mujer de Diario Las Últimas Noticias

En octubre serás las elecciones municipales y, como indica el manual del candidato, en esta fecha los postulantes están imbuidos en el diseño. Una especie de pre-temporada donde arman los eslóganes, tararean las maquetas de los jingles y afinan el contenido de los discursos que se enarbolarán durante la campaña.

Catalina Valenzuela cumplirá en marzo 39 años, tiene un hijo de 13, se separó hace casi una década de un alemán integrante activo del Partido Humanista y, por primera vez, postulará al sillón edilicio. Precisamente ella está inmersa en esa dinámica. Su eslogan: «Devolver a La Reina lo que es de La Reina».

«Hoy día es el momento de cambiar. ¿Por qué cambiar al alcalde actual (Raúl Donckaster)? Creo que el poder hay que moverlo», dice la política, quien postuló el 2013 como diputada al distrito 23 (Las Condes, Lo Barnechea y Vitacura) y obtuvo un 2,7%, o sea, 6.263 votos. «El capital político y social se va trabajando, no pretendemos  tomarnos el cielo por asalto», postula.

Catalina ahora quiere ser alcaldesa de La Reina, la comuna donde vive hace más de seis años y donde próximamente deberá convencer a los vecinos de que voten por ella.

«Soy humanista hace 21 años, tengo mucho carrete social y político. El tema de la violencia de género y el tema de infancia lo he trabajado mucho, pero como humanista tenemos un sello y tiene que ver con la ecología social, el medio ambiente, los espacios ciudadanos. Ahora estoy abocada al tema de género, pero no con una mirada revanchista contra el género masculino que me encanta, sino más bien de redistribuir y devolver poderes ciudadanos a las mujeres».

-LLega una vecina, la clásica viejita que barre la calle, y le pregunta: ¿quién es usted?

Soy una mujer, soy consultora, me dedico al tema social ambiental y tengo una fundación hace un año y medio. Tengo un tema súper fuerte con lo ancestral. Me declaro indigenista. Yo estudié mapudungun la primera vez a los 15 y ahora de nuevo estoy con profesor de esa lengua.

Catalina dice que cree «en un ser superior», pero no tiene «ninguna causa religiosa» y se declara como una «librepensadora». No se maquilla y nunca llevó a su hijo a un local de comida rápida, aunque hay una decisión de vida que cada ve que la comparte genera cierta sorpresa.

«Hace 18 años que no tengo tele», confiesa. «Me olvidé del tema. Es terrible. Vea un televisor y te juro que me quedo pasmada. Mucha gente me ve como un bicho raro eso sí».

Casi dos décadas sin ver televisión implica que varias escenas que están ligadas al insconsciente colectivo y que para muchas personas fueron importantes, la candidata no las contempló. A saber: María José Quintanilla cantando «Zínagara» en «Rojo»; el fin de «Sábados Gigantes» o la muerte de Peyuco en la teleserie «Amores de mercado». Su último televisor fue uno marca Electrolight de 19 pulgadas, de esas teles bien pesadas y con traste impactante.

«La TV absorbe y los chistes nacionales son un ejemplo». Te los cuentan todos. Desde el tipo de una gasolinera hasta un doctor. Toda la gente cuenta el mismo chiste, todos vieron el mismo programa, es increíble.»

– ¿Cómo se informa?

Me llegan los diarios y reviso internet y así en su minuto pude ver series como «Los 80» o «Los archivos del cardenal». Uno tiene que estar al día de lo que está pasando, eso es innegable, pero te puedo asegurar claramente que estoy más informada porque me preocupo de aquello. El pan y circo funciona hace años como que la Juanita está saliendo con Pepito y mientras tanto, te meten leyes que te afectan cuando vas a comprar pan.

– ¿Hay conversaciones de sobremesa donde a veces no entienda nada?

Puede ser, pero no tengo ningún problema en estar descolgada pero rápidamente propongo un tema humano y nos vamos para allá, porque son lo que nos mueven. Pero lo de la televisión es increíble, están en todas partes: en el metro, en las salas de espera, y termina siendo como una película de ciencia ficción.

– ¿Cuál fue el último programa que vio?

Un programa musical nocturno que se llamaba «Lee Night» con Alfredo Lewin y Paulina Magnere.

– Que era de videos musicales en La Red.

Claro. Pero después me pasó algo extraño porque cuando tenía 21 años, mantuve un televisor que se encendía en la noche cuando llegaba del trabajo. Entonces claramente ahí sentía un apego insano a ese aparato, ya que me hacía prenderlo cuando llegaba a casa aunque no lo mirara. Lo terrible era después cuando me dormía y despertaba con el chicharreo del fin de la programación.

– Queda claro que no la necesita, entonces.

No, no necesito la televisión. Aunque ha sido interesante darme cuenta que así como la gente consume la tontera, también consume cosas interesantes.

– ¿Qué opina de Don Francisco?

Está claro que pegó por el sueño chilensis, provinciano, de esfuerzo y que ahí saltó a la fama a recorrer el mundo, a ganar dinero. Y creo que con nuestro complejo de isla, él fue como el hijo ilustre, el embajador que encarnó lo que Chile puede alcanzar.

Aunque esté lejos de ser como los protagonistas de la TV, Catalina perfectamente podría estarlo ya que posee un saludable aspecto natural, consecuencia de su interés por el cuidadao personal. «Tomo dos litros de agua diarios, me tomo medio litro al seco en la mañana, consumo cierto tipo de música, consumo avena, hago elongaciones, respiro, y hago cosas que tienen que ver como bajar la intensidad. Yo sigo a los chinos, y como dirían ellos,  tengo mucho fuego. Entonces hace muchos años traté de evitar el rojo, aunque como buena ariana (del signo Aries), me encanta ese color y casi no lo uso para bajar mi intensidad»

– ¿Consume marihuana?

No, no consumo marihuana

– Volvamos a la viejita que barre la calle y que como candidata, la encuentra demasiado hippie, ¿qué le diría?

Le pediría que nos sentemos a conversar para ver qué pasa con su previsión. Que nos sentemos a hablar de cosas concretas porque no voy a estar definiendo alguien por su se tiño el pelo o tomó coca cola.

Yo me dedico al tema social y al tema humano y no sabré como se llama la polola de tal jugador, pero sí puedo decir cómo va a funcionar su sistema de pensiones. 

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